HAROLD SHIPMAN: “EL DOCTOR MUERTE”

Harold Frederick Shipman más conocido como el "Doctor Muerte", nació el 14 de junio de 1946 en el seno de una familia humilde de clase obrera.

El pequeño Harold vivió una infancia bastante "normal" junto con sus dos hermanos Clive y Pauline. Su madre solía vestirlo con corbata a la temprana edad de 7 años para que se distinguiera del resto.

Este estilo de vida se truncó en cuanto le diagnosticaron un grave cáncer a su madre. A partir de entonces Harlod dedicó el resto de su infancia a cuidar a su madre. A partir de esta grave enfermedad se empezó a sentir atraído por la medicina.

En sus años de universidad, los compañeros lo definieron como un estudiante regular, poco sociable, retraído y con aires de superioridad. Durante esa época conoció a su mujer con la que se casó al poco tiempo. De ese matrimonio salió el primer de sus cuatro hijos.

En 1974, se doctoró en medicina en la ciudad de Hyde y empezó a ejercer la profesión en el hospital West Ridding of  Yorkshire.

Su aspecto era el del típico medico de cabecera con experiencia; mediana edad, pelo blanco, barba tupida, gafas de pasta, mirada tranquila…

En 1975 fue arrestado por primera vez por robar meperidina, un narcótico depresor del sistema central. A partir de ese momento todo cambiaría.
El procedimiento que seguía el Doctor Muerte siempre era el mismo. Harold localizaba y seleccionaba sus víctimas, preferentemente ancianas, solitarias con dolencias crónicas o enfermos terminales… y con su barba canosa, su aspecto intelectual se ganaba su confianza mostrándose como el doctor amable, hogareño y cariñoso que se preocupaba por su salud.

En su propia clínica les administraba elevadas dosis de morfina y asistía al espectáculo que apenas duraba unos cinco minutos. Entonces simplemente debía falsificar los informes certificando una defunción por causas naturales.

Bajo este modus operandi se calcula que llegó a asesinar a 218 pacientes. Sin duda alguna una cifra desgarradora.

En una ocasión se llegó a quedar con 386.000 libras de una de sus víctimas, ese no era su móvil. Sin embargo, si que les pedía a los familiares del fallecido que le diesen de recuerdo algún objeto personal de la víctima a modo de recuerdo…

Tal y como destacó su ex compañero, el forense John Pollar: "simplemente disfrutaba contemplando el proceso de morir y gozaba con el sentimiento de control sobre la vida y la muerte."
Con la excusa del medico afable y bonachón, Harold se aprovechaba brutalmente de sus pacientes y jugaba con sus vidas como si fueran marionetas en una macabra obra de teatro.

Gracias a su posición laboral y con la inestimable ayuda de opiáceos, Harold daba rienda suelta a sus ansias de matar hasta que un día, como si de un vulgar yonki se tratara, cometió un error…

El 24 de junio de 1998 encontraron a Kathleen Grundy, una de sus pacientes de 81 años desnuda y muerta en el sofa de su casa. Sus familiares al ver la situación llamaron al Dr.Shipman y declaró que hacia pocas horas había estado en su casa para visitarla.

A partir de ese momento se convirtió en la última persona en verla con vida y pasó a ser el principal sospechoso. Días más tarde, los abogados de la familia Grundy, se pusieron en contacto con Harold pues habían encontrado una copia del testamento de su cliente en el que le dejaba al Dr. Shipman 386.000 libras…

La policía empezó a atar cables y descubrió una cantidad descomunal de morfina en el cuerpo de la fallecida, además de una máquina de escribir en casa de Harold con la que se había falsificado el testamento.

A partir de la demostración de este asesinato la policía inició otras investigaciones paralelas que acusaban al Dr.Shipman.
Aún no están claros los motivos de los asesinatos, algunos creen que disfrutaba contemplando el proceso de morir, otros creen que recreaba la escena de la muerte de su madre…

De sus 218 victimas sólo se pudieron demostrar 15, con lo que fue condenado a 15 cadenas perpetuas consecutivas. A lo largo del juicio, la prensa pudo hacerse con algunas cartas personales de Shipman. En ellas revelaba una brutal dependencia psicológica de su mujer, cierta tendencia a la autocompasión y se mofaba de los familiares de sus víctimas.

Tras pasar por varias cárceles sin denotar síntomas autodestructivos, es enviado a la cárcel de Wakefield por buena conducta.

Allí se le condenó por hurtar fármacos que utilizaba como drogas y que le producían un estado deprimido y confuso.

El 13 de enero de 2004 a las 6:20 fue encontrado colgado en su celda en Wakefield. Ese día el diario The Sun titulaba en su portada: "¡Ship Ship hurra!".

El motivo del suicidio nunca se llegó a esclarecer, aunque según su carcelero, el suicidio era una manera de que su mujer pudiera recibir una pensión por el servicio médico nacional. Si Harold hubiera llegado a cumplir 60 años, su mujer no habría cobrado ninguna prestación
social.

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